Bueno, claro, somos miserables. Nos revolcamos en la miseria, la cara sucia del llanto pegoteado y la baba. Repugnantes. He aquí una verdad: todo lo que hacemos lo hacemos mal. Es lo que somos. Débiles, inseguros, pendejos. Todo el tiempo nos equivocamos y el mundo nos marca el error. Y si no, le recordamos que debe marcárnoslo. Hacemos mal nuestro trabajo, sabemos mal lo que sabemos, pensamos mal lo que pensamos, planeamos mal lo que soñamos, nos sale mal lo que queremos. Es injustificable, patético y notorio. Tenemos un dispositivo que nos dice "mal, otra vez". Nos convencieron: somos unos pelotudos, no servimos para nada.
martes, 16 de diciembre de 2008
martes, 9 de septiembre de 2008
Seguís ahí?
Es ella. Es ella!... Será? Sos vos? Tu espalda, tu corte de pelo, la curva de tu mejilla. Sos vos. Tu estatura, tu cadera, tus hombros caídos. Tus zapatillas, tus pantalones. No... será? Dejame verte, qué hacés acá? A ver, dejá que te vea. Te rodeo. Ya casi... miro? SOS! No... no... no sos. No la conozco. Qué susto... no, no es vos. No estás acá. No te estoy viendo... No volviste. No te estoy viendo... qué suerte!
sábado, 23 de agosto de 2008
Un pulso
Llegando al clímax del sentimiento. La droga que surte efecto. Llegando al punto culminante. Una tangente en un plano paralelo al horizonte. Una curva. Una piedra volando llegando a su mayor altura. El peor instante. El momento de gritar, quebrar, caer, tirarse, disparar...
Una sonrisa. Un instante, dentro del instante, en que no. En que sí. Un pulso.
Pero despertar y seguir idiota. Nadar sin saber dónde está arriba. Asfixia, correr, desesperar, arrastrarse, caída, golpear, sacudirse, romper, atragantarse, vomitar, infección, drogas, dolerse. Gritamos todos y nadie quiere entender lo que decimos. Subimos la música, distorsionamos más, gritamos más, golpeamos más, corremos más, dolemos más, insultamos más, herimos más, molestamos más, sufrimos más, queremos más.
Una mujer enamorada. Besando, abrazando. Casi.
Porque no. Ahora no. No puedo. No. No, no. Se diluye el sentimiento en agua sucia. La resaca. La mediocridad sensorial. Una línea amorfa. Una piedra rodando, ro dan do, detenida. Y la nada que apesta miserablemente un poco menos.
Una sonrisa. Un instante, dentro del instante, en que no. En que sí. Un pulso.
Pero despertar y seguir idiota. Nadar sin saber dónde está arriba. Asfixia, correr, desesperar, arrastrarse, caída, golpear, sacudirse, romper, atragantarse, vomitar, infección, drogas, dolerse. Gritamos todos y nadie quiere entender lo que decimos. Subimos la música, distorsionamos más, gritamos más, golpeamos más, corremos más, dolemos más, insultamos más, herimos más, molestamos más, sufrimos más, queremos más.
Una mujer enamorada. Besando, abrazando. Casi.
Porque no. Ahora no. No puedo. No. No, no. Se diluye el sentimiento en agua sucia. La resaca. La mediocridad sensorial. Una línea amorfa. Una piedra rodando, ro dan do, detenida. Y la nada que apesta miserablemente un poco menos.
viernes, 11 de julio de 2008
Dios
Me siento un punto en el universo. Un punto, sólo tamaño y forma. Un punto, la mínima forma temporal, una condensación y a la vez, lo primario, lo más simple. El sonido de un punto en el "centro" de un plano, hace inaudible el sonido del plano, pero... ¿cómo ser punto sin plano? ¿O será el plano el que le debe la existencia al punto? ¿Dios nos creó o fue al revés?
Las reglas son otras cuando vos sos mi Dios. Creo en vos, te adoro, te contemplo como se contempla a un Dios: completamente despojada de toda materialidad, desde abajo. Creaste un mundo en el que todo me llega a través del placer. Sos un Dios generoso. ¿A dónde querés llevarme? No tengo miedo de que llegue el momento en que sucumba ante tanto goce, me inunde y explote. ¿Y luego qué?
Hay detrás de todo Dios un destello rodeado de sombra. Una mirada que deja de ser benévola y se vuelve aterradoramente signo de poder. Es más fácil adorar a un Dios amado que a un Dios temido, pero ¿a cuál nos sometemos? Dios tiene el amor infinito para hacerme feliz. Más que feliz, para hacerme Felicidad. Me fundo con todo lo demás, se disuelve el punto en el plano y todo es una misma cosa que, mientras sucede es felicidad, pero en el instante en que se concreta ¿qué es? Y ahí llega esa mirada, que se adivina sobre el espacio negro. ¿Es ahora cuando debo morir? ¿Es el momento de la muerte la felicidad consumada? Y no es miedo lo que siento, no pertenece a mi lenguaje. ¿Es incertidumbre? ¿Es placer que me avergüenza?
Hay un destino y voy corriendo hacia él. ¿O el destino es correr y el camino me lleva al abismo? Podría detenerme, lo veo cada vez más cerca. Pero no me detengo. Corro más rápido. Sonrío. Corro más rápido. Me caigo al vacío.
No estoy muerta. Algo pasó, pero no fue mi muerte. Me cuesta reconocerme, como si no me acordara de mí, ¿así era? Estoy segura, sigo acá, pero ¿acá sigue acá?
De alguna manera este lugar se fue y volvió el lugar que era. Amo este lugar, pero... pertenece a este mundo sin Dios. Yo te hice Dios, te adoré, corrí hacia vos. Vos explotaste, todo explotó en un suspiro, un suspiro como un punto sobre un plano silencioso y vacío, vacío sin nada más que su propia existencia, tu propia existencia y la mía fundiéndose. Luego, en vez de la nada, el antes. El ahora que es como antes, como si nada hubiera pasado... pero que puede volver a pasar.
martes, 25 de marzo de 2008
Autoboicot
Es la teoría del autoboicot. Se aplica a todos los que somos estúpidos. Nos pavoneamos por ahí, jactándonos de superados, de que nadie nos afecta demasiado y de que podemos estar por encima de todo. Hasta que, claro, aparece.
Nos damos cuenta enseguida, nos arde la vista, y creemos que es otro el sentimiento. Pero no, es terror: vemos justo frente a nosotros el terremoto que nos espera. Si tenemos aún peor suerte, ese terremoto nos mirará a los ojos y dirá lo imposible. Pero todavía no. El proceso es algo más complejo. Vayamos por partes.
Primero, vemos al otro por primera vez y sentimos algo parecido a lo que debe sentirse si espontáneamente todos nuestros órganos cambiaran de lugar. Luego, simplemente enloquecemos. Nos volvemos (mucho más) estúpidos, torpes, cobardes, reprimidos, sordos, mudos (tartamudos en un mejor caso), ciegos, insulsos... lo peor de lo intocable y con la vergüenza de tener que salir con ello a la calle diaria y fatalmente. Lo menos sensual del planeta, lo que jamás desearíamos a nuestros hijos. Pero la clave del autoboicot es que esto se vuelve un conocimiento compartido por solamente dos personas: uno y el otro. Gran inconveniente.
Para peor, sucediera que dicho terremoto un día se declarara, muy suelto de palabras, interesado en uno. Increíble. Y digo "increíble" como que no lo creeremos. Debe haber un error, no puede existir la posibilidad de que un terremoto tiemble ante la copa más frágil del estante más alto. Así como quedó expresado, no lo creeremos y trataremos de confirmar que eso no puede ser cierto por todos los medios que se nos ocurran (y serán muchos), sólo para prolongar nuestro sufrimiento por el otro. Porque eso es lo fácil, sufrir por el otro. Si se presenta la oportunidad de relajarse, sincerarse o disfrutar con el otro, el autoboicot nos detendrá y nos dirá "no, piltrafa humana, tu lugar queda lejos del placer".
Esta es la verdadera naturaleza del autoboicot y no debe vérselo como un mecanismo de protección ante un posible fracaso. Porque ha quedado muy claro, el otro tiene la razón y el otro ratifica su interés (a menos que tengamos la dicha de que también se autoboicotee, en cuyo caso gozaremos de una larga temporada de inestabilidad, inseguridad y desanimo) y aún así, somos nada.
lunes, 25 de febrero de 2008
amor eter
...semejante trama no podés terminarla con una palmadita en el hombro. No te estoy pidiendo amor eterno. No es tu firma. No es a modo de compromiso, sino a modo de cierre. Qué discusión es esta? No pensaba quedarme, sé que son satisfacciones efímeras. Pero despidamosnos a lo grande, a la altura de lo vivido. Digo que el amor es de todos, se comparte, es comunista, no admite monopolios. El amor no es egoísta y yo tampoco. Enojate, qué me importa, no busco que me ames cien años! Hacé lo que quieras. Pero si te vas a enojar, gritá, pataleá y cerrá la puerta con un portazo. Si vas a amar, gritá, sacudite y despedite con un beso. No es un "mañana te llamo", no es una promesa, no es un "te quiero para siempre". No quiero una saga de amor, ni una novela. Quiero un cuento de amor con el principio que sea y el mejor final.
lunes, 4 de febrero de 2008
Escribirte, pero cómo te digo que me volvés loca? Que te quiero conmigo, pero YA y que no soporto estar escribiendo y esperar a que leas y esperar a que respondas... y que tal vez vas a leerme con sueño a la mañana o muy tarde a la noche y con los ojos que se te cierran del sueño. Y mi sueño que no me deja dormir porque estás vos y me tengo que despertar y averiguar si me escribiste y saber de nuevo, como semilla recién sembrada, que no es inmediato... y que yo elegí que sea así, menos invasivo, que tengas contacto conmigo cuando quieras vos y no porque a mi me dan ganas de saber qué es de tu vida y te llamo y vos estás viviendo tu libertad, quién sabe dónde, quién sabe con quién, quién sabe si con amor, con tristeza, quién sabe algo de vos? Y mejor no te llamo, porque me olvidaba que soy cobarde y tolero mejor el no saber que el saber que no. -.-.-.- Sueño que estás esperando que vuelva, pero despierta, con los ojos bien abiertos leyendo mis palabras que no sé a dónde me llevan pero me empujan hacia vos, frase tras frase, como construyendo una vía a cinco metros del tren en el que también viajo y me tengo que apurar para no pisarme y me tengo que apurar porque estoy apurada. Porque quiero que me digas algo AHORA y que sea "siempre te extrañé, siempre te esperé, siempre quise que volvieras" y yo vuelvo y acelero tanto que descarrilamos y volamos por el aire y nos estrellamos de felicidad y yo te escribo porque no estás acá para que te diga que me quiero estrellar con vos y te escribo porque si estuvieras acá no podría decirte nada porque... qué me dirías vos? Te escribo porque escribo sola, yo sola sin nadie mirándome, sin nadie escuchando lo que digo, sin nadie frenándome para contestar, para decirme cómo se siente lo que digo cuando sale de mi boca, porque cuando está adentro yo sé cómo se siente. Y se siente muy a mi pesar, porque ojalá no lo sintiera. -.-.-.- Entonces escribiría listas de supermercado. Que también sirven para sacarse de la cabeza lo que es difícil de llevar. -.-.-.-.- Y sirven para no olvidarse. -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Y... -.- de qué sirve?
viernes, 25 de enero de 2008
en serio dije eso? no, no era yo...
Ultimamente me río leyendo cosas viejas. No me molesta. No es como cuando haces un chiste y te reís sola... porque... pasó mucho más tiempo. Ahora me río de mí, pero sin reconocerme. Puedo sentir vergüenza ajena si quiero. Me río de otra. De otra que, si no la conociera, diría que se droga bastante... quien podría creerle que tiene la misma composición química en la sangre y en los liquiditos que andan por la cabeza que alguien 100% sobrio? Yo no le creo. Para mí, tiene alguna glándula mutante que espontáneamente secreta sustancias alucinógenas. Leer lo que sigue no es tan divertido como tener esa glándula...
Pero si hoy no es mi cumpleaños... En realidad nunca lo dudé, esto me alegra mucho. Me hace muy bien. Está muy bien, me gusta. Hagamos una fiesta de espuma en un avión. Sobre las nubes. El cielo no tiene color y las nubes tampoco, pero diferenciamos a uno de otro por el color? O no los diferenciamos. Si está despejado puede haber varios colores, pero todos son incoloros. En el ala del avión no se puede estar, en el ala de la iglesia tampoco. Igual, no me quiero casar, solo quiero la fiesta. Nada de bodas, sólo noches. De noche el cielo está negro y es como si no se viera. El negro no es un color, pero es lindo, el negro. Es acromático. Cuando son cromáticas, las escalas suenan raras, tensionantes. Y cuantos menos colores, mejor combinan porque el que mucho abarca poco aprieta. Para apretar mejor, se ponen arandelas al tornillo y se da vueltas a la tuerca. Si se golpea la puntita del clavo antes, no raja la madera. Ya no hay oficios... Nunca fui a misa. No cantan más, para qué ir ahora? Por qué cantás el feliz cumpleaños? Qué tengo que cumplir feliz? Los años, mis deberes, mis contratos, mis deseos, mis objetivos? O solo querés que sople. Cuando terminan de cantar, si hay torta alguien sopla, aunque sea un encendedor. Cuál es la gracia de apagar una vela, no sé, pero todos festejan. Tal vez festejan que se pueden comer la torta. A mí me gustan las de manzana, pero no son las de cumpleaños. Qué bueno que hoy no es mi cumpleaños.
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