viernes, 13 de julio de 2007

la marea

La marea bajó y nos arrojó la costa sin vida, apestada de mar. Caminamos descalzas sobre las manchas de yodo. Seguimos su dibujo hasta el muelle: pocos lugares hay en el mundo más repugnantes. La náusea da ganas de llorar. Lo asqueroso es luego repulsivo, triste, como la playa en invierno. Te gusta caminar por la arena blanda después de la lluvia. Te gustan las olas con arena y pisar almejas. Hacés lo que te gusta, incondicionalmente. Yo soy razonable y siempre te doy la razón, pero no podés hacerme parar de llorar. Ni vos ni tu omnipotencia. Nos sentamos entre los médanos. El viento se encarga de cubrir cada centímetro cuadrado de mí con arena. Arena en el pelo, en las orejas, en las muelas, en los ojos, en los caminos de lágrimas. Te aburrís de mi llanto y te acompaño a la orilla a juntar caracoles. Los escuchás. A todos y a cada uno. Me preguntás por qué no escuchás el mar. “Porque tenés caracoles en las orejas”. Te reís. Me besás. Me das la mano. Me llevás al mar. El helado mar hasta los tobillos. El frío mar hasta las rodillas. El mar hasta la cintura. Hasta el cuello. Y nos hundimos.

11 comentarios:

D E N I S dijo...

lindo escrito ... pase de casualidad, escribis muy bien!

Besos

Anónimo dijo...

si seguís mordiendote los labios vas a sangrar.

>> rhodes >> dijo...

yo muero por la libertad de llorarle al mar, mis alegrías y mis tristezas. Y que feo el viento con la arena que te pincha. duele.

chichi dijo...

leto?

??


aunque sí, es posible...

Anónimo dijo...

Muy lindo lo que escriste....

A mi no me gusta la arena...

Beso

Anónimo dijo...

“y a vos te vi tan triste... Vení! Vola! Sentí!...” (diría el tango)


me dejó una sensación de vacío… es complicado hacer lo que se desea siendo consciente de que eso genera el llanto ajeno… me paralizaría, de alguna manera…

pero es peor aún cuando “los caminos de lágrimas” son construidos en silencio sin connotar nada más que la soledad que padecen… tal vez fue lo que paso en la situación planteada… quizás es producto de la exteriorización imaginada del sentimiento, es decir, la intuición de lo que pasa realmente… ante la debilidad, la fragilidad sufrida… el desinterés egocéntrico de la otra persona…
pese a que terminan juntas, el mar no es cálido… todo lo contrario, lo cual es más que sugerente… no es cuestión de que sea invierno solamente, suele decirse que es a la inversa, en verano esta frío y en invierno es más cálido (aunque no lo comprobé y tampoco lo haría, salvo que quiera morir al instante y congelada)…


en fin, en tus escritos suelo encontrar gran espontaneidad y una especie de plácida inocencia que resultan atractivos…


un beso!

Anónimo dijo...

ah, y feliz día ja!

Anónimo dijo...

Wow!
Sí a este texto. Rotundamente.
Beso.

Maga dijo...

Siempre concebí a la marea como llanto interminable.

chichi dijo...

uuuh, que bajon!

Anónimo dijo...

Ennuyeux!!!!!!