miércoles, 31 de octubre de 2007

de esos que hacen ver las estrellas

Fuiste una trompada en cámara lenta. Una que hunde la mejilla, separa los labios, hace doler la boca en los dientes y resuena en el cráneo. Cuesta recuperar el conocimiento después de una de esas. Despues de una como vos, que me hizo ver las estrellas. Hay una mezcla de placer, tristeza, alegría y dolor en cada golpe. El placer de acertar con tan buen tino y la alegría que conlleva hacerlo por primera, segunda y cada vez. Y el dolor que esa alegría indebida y apresurada genera, la tristeza que envuelve al corazón un instante después. No supe cómo había llegado a tal situación, vos y yo en el cuadrilátero. En un segundo, nadie me animaba y ya no tenía dónde apoyarme. Sólo estabas vos, avanzando de frente, al ataque. Traté de escapar, de eludirte. Corrí mi cabeza y evité los primeros puñetazos. Hasta que empecé a desearlos y te ofrecí mi nariz, mis ojos, mi boca, mis oídos. Y te enfrenté sin cerrar los puños, desplomándome de espalda en la lona con un ruido seco. Cerré los ojos y soñé que me rendía, que recibía tu último derechazo y decidía nunca más levantarme. Pero cuando abrí los ojos y te vi sobre mí, con los reflectores brillando de fondo, no pude pedirte revancha. Vos podrías haber supuesto que sólo quería que me pegaras de nuevo.

sábado, 20 de octubre de 2007

Teóricamente, no sé

Si la teoría no explica la realidad, que se joda la realidad. Podemos ser todo, en teoría. Todo lo que quisiéramos ser, en realidad. Pero la muy idiota (en el sentido más estricto de idiota que se pueda) se empeña en escupirnos en la nuca y patearnos el asado. Nuestra mayor dificultad es dejar de teorizar la realidad porque nos da terror realizar nuestra teoría. O, tal vez, que la realidad misma oficie de teoría! Muy ingenuo, la realidad es inabarcable y no interesa sinceramente. El juego está puertas adentro, antes de salir al mundo, donde proyectamos la película en el techo del cuarto. Ahi justo sobre la almohada. En nuestra cabeza sobre la almohada. Y así, resumiendo esta nueva categorización (si las categorías no se corresponden con la realidad, que se joda la realidad), quedamos, por un lado, los que vivimos en la realidad que está sobre nuestra almohada y los que buscan eternamente un lugar donde apoyarse.

jueves, 4 de octubre de 2007

Ahogarme

Me duele verlo así de claro. Exacto, preciso, suspendido dentro del cráneo. Puedo bucear en mi dibujo mental en cuatro dimensiones y verlo desde todos los ángulos. Pero cómo abrirme la cabeza y mostrarte, cómo vaciar el fondo de mis ojos y mirarte... Como si flotando en su baño María, estuviera navegando en el mar de feromonas que me enviaste, en el vapor que recibí y condensé, incomunicado con el resto de mí, incapaz de proyectarlo al "exterior"... a este medio que me une a vos. ¿Cómo decírtelo? Cómo dejar de teorizar, sublimar, soñar al respecto. Y lo veo, tan evidente, pujando para subir por la garganta, ahogándome. Y trago saliva y pienso "lo digo, alto y claro, así de sencillo, directo al pecho" y, un instante después, me hundo en mi propio océano de lágrimas de imbecilidad.